La escarcha había cubierto
El abedul de un frío infame.
El mendigo regresaba al hogar
con unas monedas
que circulaban por el mundo
desde el inicio de los tiempos:
la mentira y el olvido,
el sálvese quien pueda,
mugre en las uñas
Y una botella de vodka
a la mitad.
© María Luisa Domínguez Borrallo