Una hilera de hormigas
recorre sinuosamente
mi espina dorsal.
Se dividen sin discutir,
se despiden, caminan
por la calzada de mis brazos
e invierten el recorrido.
Han aprendido a elevar
los vellos sin morder.
no sé qué buscan,
no hay en mí alimento,
solo hambre para afrontar
el invierno.
© María Luisa Domínguez Borrallo