Llueven pensamientos
en la frontera del no quiero pensar.
Y pienso. Te pienso,
Y pienso. Te pienso,
te imagino, te construyo
de cristales
transparentes,
que tú tratas de opacar. Pero te veo,
aunque no quiera mirar.
aunque no quiera mirar.
Y miro y veo más allá
de lo que alcanzan los ojos.
Y pienso lo que no debo pensar.
Arden sentimientos
que no consigo quemar.
Hice una pira con los vestidos
del desengaño, con el calzado
del desengaño, con el calzado
roto y viejo de mis andaduras
tras de ti.
¿Por qué no se quema el fuego?
Me autocombustiono, pero no quemo nada.
Todo permanece incombustible.
Nada arde excepto yo.
© María Luisa Domínguez Borrallo
© María Luisa Domínguez Borrallo
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