Ya volví de aquel lugar donde
las ciudades cerraban los ojos
y los puentes arqueados
esperaban atacar al guerrero.
Donde los pasos me seguían
y el enemigo era el invitado
de mis vísceras.
Ya volví de las metáforas,
de la semilla sangrienta
de la palabra herida.
Volví a un lugar que no conozco
como propio, a una amnesia
inducida que erradica sentimientos
que ya no son míos.
Ya volví para perderme de nuevo
en esta desconocida
que siempre me es familiar.
© María Luisa Domínguez Borrallo
las ciudades cerraban los ojos
y los puentes arqueados
esperaban atacar al guerrero.
Donde los pasos me seguían
y el enemigo era el invitado
de mis vísceras.
Ya volví de las metáforas,
de la semilla sangrienta
de la palabra herida.
Volví a un lugar que no conozco
como propio, a una amnesia
inducida que erradica sentimientos
que ya no son míos.
Ya volví para perderme de nuevo
en esta desconocida
que siempre me es familiar.
© María Luisa Domínguez Borrallo
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