Todos estuvimos bajo la tormenta.
El trueno de tu boca
deshizo toda la calma.
Era el epicentro
de un terremoto sin anunciar.
No me visto de seda,
va mi cuerpo desnudo
bajo el abrigo a buscarte.
Va mi mar a buscar
nuevas olas en tu océano.
Va mi hambre a comerte.
Voy a ahogarme, a ser de nuevo
un náufrago en esta playa
que no me dejas habitar.
© María Luisa Domínguez Borrallo
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